Día: 18-10-2014.
Comentario:
Fin de semana que daban
espectacular en Asturias, así que viendo el día que estaba haciendo en este
sábado y dado que yo no iba a correr ni a salir de montaña ya que al día
siguiente iba a tener la carrera de Sanitas de 10 Km en Gijón, pusimos rumbo a
la parte Oriental de Asturias con la intención de acercarnos a la zona de
Lagos-Covadonga, zona a la que procuramos ir por lo menos una vez todos los
años.
Subimos a los lagos de
Covadonga, encontrándonos durante toda la subida con multitud de esforzados
ciclistas que intentaban superar las duras rampas de la subida a dichos lagos.
Aparcamos como pudimos
en la zona del Lago Ercina, donde había mucho turista disfrutando del día
soleado y de las vistas desde esta zona.
Subimos a la costa
interpuesta entre dos lagos, sacando en primer lugar una foto del primer lago
que se encuentra cuando se sube por la carretera que parte de Covadonga hasta
esta zona, el Lago Enol.
Dicho lago es uno de
los dos lagos que conforman el conjunto conocido como los Lagos de Covadonga,
tratándose del más grande de los dos. Se encuentra situado a unos 1.070 metros
de altitud y tiene un calado máximo de unos 25 metros, con un máximo de
longitud de 750 metros y una anchura de unos 400 metros.
Lago Enol.
El menda en la pequeña
loma que separa los dos lagos, con el Lago Enol a sus espaldas.
Y el segundo lago, el
Lago Ercina con las nubes cubriendo las altas cumbres de los Picos de Europa.
Dicho lago está situado
a 1.108 metros de altitud y su profundidad máxima es de 3 metros y su origen es
glaciar.
Tras tomar algo en el
bar situado en el aparcamiento del Lago Ercina, pusimos abandonamos este lugar
paradisiaco para poner rumbo a Covadonga para ver a la Santina, pero no contábamos
con que un buen número de cabezas de ganado vacuno iba a ir descendiendo por la
carretera en busca de un prado donde situarse, así que se formó una buena
retención a causa de éstas, por lo que se nos hizo tarde para visitar la zona
de la cueva, así que pusimos rumbo a Cangas de Onís, parando por el camino en
un restaurante al que le tenía ganas, la “Sidrería Los Ramos”, pero ante la
imposibilidad de obtener una buena mesa (nos daban una pegada a la puerta del
establecimiento), pasé de este local y puse rumbo ya a Cangas para ver si
podíamos comer algo en esta guapa localidad.
Tras ver lo que tenían
en la Sidrería Los Arcos y como el menú (del desarme) no me satisfacía mucho ya
que no quería comer grasiento por la carrera del día siguiente, pusimos rumbo a
la vinatería donde muchas veces solemos tomar algo cuando nos acercamos a
Cangas, la “Vinatería El Palco”.
Dicha vinatería tenía
un buen menú compuesto por una buena cantidad de platos. La pena era que no
podía comer lo que realmente se me apetecía (por el tema del running al día
siguiente), así que me tuve que conformar con una ensalada de pollo de primero
y unos espaguetis a la bolognesa. De postré tomaría flan de turrón que estaba
exquisito.
La comida estaba
realmente buena, siendo lo malo como en alguna vez anterior, el servicio, pero
se puede decir que uno compensaba lo otro.
Nos cobraron por la
comida, junto a un par de cafés y una botella de agua, unos 24 euros (al final
serían 25 euros).
Acto seguido, pudimos
rumbo a Ribadesella ya que me apetecía conocer el lugar donde está situada la
ermita del pueblo, ya que siempre que me llego a esta villa, siempre me quedo
mirando para la blanca construcción que preside la entrada a la ría del Sella.
Fuimos paseando y poco
a poco elevándonos hasta la Ermita de la Guía , situada en el monte Corberu.
En la misma está la
virgen de Guía, patrona de los marineros y es quizás por eso que se encuentra
en un lugar típico donde tendría que estar situado un faro, estando dicha
ermita y dicha virgen, guardada por tres cañones auténticos que se usaron
antaño para librarse de piratas y conquistadores.
Vista de la ermita.
Y desde este lugar y en
camino de vuelta hacia Ribadesella, se veían buenas vistas de esta población
marinera.
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