Día: 21-08-2015.
Lugar: “Restaurante
Celia Pinto” (Oviedo).
Comentario:
Día en el que íbamos a
quedar con Javi, Bea, Oscar y Patricia para ir hasta un restaurante de cocina
portuguesa situado en la C/ Javier Grossi en las cercanías de la C/Gascona.
Tras tomar algo en
Gascona, plagada de gente, nos dirigimos hasta el restaurante ya que la reserva
la había realizado Javi para las 22h (más tarde no reservaban).
Tras sentarnos, los
platos que finalmente acabarían en nuestros tenedores serían los siguientes…
De entrada (gratuita)
nos pondrían unas aceitunas con paté de sardinas y mantequilla salada.
Ya como entradas escogimos
un par para los seis…
La primera entrada
fueron unos Bolinhos, que era algo así como unas croquetas de patata y bacalao,
todo mezclado, las cuales no me gustaron nada.
La segunda entrada fue
una de Pulpo a Lagareiro que era pulpo a la parrilla, plato que me pareció que
estaba normal sin más.
Como plato principal en
mi caso, pedí un plató muy típico portugués, en concreto de la zona de Oporto,
llamado “Francesinha” el cual consistía de un sándwich relleno de algunos tipos
de embutido y carne: jamón cocido, mortadela, un filete de ternera, chipolata
(especie de salchicha), el cual es gratinado y bañado en una salsa de cerveza y
tomate y cubierto todo ello por un huevo frito.
Aparte del sándwich me
sirvieron también unas patatas fritas.
La verdad, me gustó el
plato.
Noelia y Bea pidieron
Bacalao a la Portuguesa.
El trozo que me dio
Noelia estaba normal (no soy muy entendido en cuestiones de bacalao así que mi
opinión en este sentido se puede decir que no va a misa precisamente).
Javi y Oscar pidieron Bacalao
con nata, plato que probé pero que no me dio mucho más.
Patricia se iba a
decantar con el Bacalao a Lagareiro, opinión en este caso que coincide con las
anteriores.
De vino nos iban a
ofrecer vino verde, el cual estaba suave
para mi gusto y como el mismo no me dio más le iba a pedir una copa de vino
tinto que no me gustó mucho.
De postre iba a escoger
unas torrijas al vino de Oporto, las cuales me gustaron.
Oscar iba a ser el otro
comensal que pediría postre y el postre escogido en su caso iba a ser una
especie de tarta que no me dio más.
Nos cobraron por pareja
50 euros y en mi opinión no es de los sitios a los que volvería aunque tampoco
se puede decir que me pareciera que estuviera mal, más bien normal diría yo.
Como datos anecdóticos,
el escupitajo de Oscar en la mesa y la ayuda de la servilleta para empujar uno
de los trozos de las torrijas.
A continuación nos
dirigimos a tomar algo a la terraza situada al lado de la Catedral y
seguidamente a la situada al lado del Asador de Aranda y en la que debatimos ampliamente sobre lo que nos había parecido a todos el restaurante del día,
siendo de la opinión generalizada que no se volvería pero tampoco lo acabamos pintando tan mal como Javi que manifestaba una opinión totalmente negativa hacia dicho
loca.
Buena noche en lo que
primó por encima de todo, la reunión otra vez de los seis para cenar.
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