4º
Día. Roma.
Día:
08-09-2015.
Comentario:
4º día en Roma y tras
levantarnos y desayunar, salimos del hotel en dirección a visitar un monumento
que me apetecía mucho ver como era el Monumento a Victor Manuel II, primer rey
de la Italia unificada.
De nuevo íbamos a llegar a la
zona del monolito de Trajano, al lado mismo de este monumento, así que última
foto de recuerdo del mismo.
Iba a llegar a la Piazza Venezia,
plaza situada delante del monumento a Victor Manuel II, situándose en ella un
edificio que me llamó mucho la atención como era el Palacio Venezia, evocando
dicho nombre el hecho de que durante un tiempo fue sede de la embajada de la
República de Venecia y dedicándose en la actualidad a tareas artísticas ya que
contiene galerías de arte.
Como curiosidad sobre este
palacio resulta que mucha de la piedra que se utilizó para su construcción
(iniciada en el año 1455) fue extraída del Coliseo, práctica común en Roma
hasta siglos recientes.
Mientras la señora me
esperaba (soy muy pesadito con el tema fotográfico…), crucé un paso de peatones
para sacar alguna foto del frente del monumento que quería visitar y como se
puede ver en la siguiente imagen, la plaza Venezia tenía en esos momentos
muchísimo ambiente rodado.
Entramos en el palacio
(visita cultural gratuita como la mayor parte de visitas de este tipo en
Roma…), en el cual ya se dejaba notar el buen ambiente turístico de este día en
este lugar.
Entrando en la zona del
monumento y mirando hacia detrás para la Plaza Venezia.
En cuanto al Monumento a
Victor Manuel II, hay que señalar que es un momento conmemorativo de la ciudad
de Roma, realizado en honor del primer rey de la Italia unificada, Victor
Manuel II.
El mismo fue diseñado por
Giuseppe Sacconi en 1895 e inaugurado en 1911, pero los trabajos terminando
entre 1924 y 1927.
Está construido con mármol y
la estructura mide 135 metros de ancho y 70 metros de altura.
Enlace sobre dicho monumento.
Según subía por la escalinata
de dicho monumento, la estatua ecuestre del Rey Victor Manuel II asomaba a mi
izda.
Tras la visita breve por el
interior del monumento, fui rodeando el mismo y de repente vi como había un
pequeño grupo de gente que hacía cola para subir a un mirador situado en la
parte superior del palacio, así que como a este menda la palabra “mirador” es
sinónimo de visita, tocaba ponerse en la cola y tras pagar 7 euros por persona
en un momento ya estábamos los dos por la terraza superior del monumento y
viendo toda Roma en todas las direcciones.
Desde el mirador, la Plaza
Venezia y uno de sus edificios.
El Foro Romano y el Palatino.
El Coliseo.
Zona del Vaticano.
Los protagonistas del viaje
en el mirador.
Foro de Trajano.
Descendimos entonces del
mirador y empezamos a poner rumbo hacia la zona de la Plaza Navona, ya que
quería verla de día (la primera tarde nos habíamos dejado caer por la misma ya
siendo prácticamente de noche).
Imagen peculiar del policía
dirigiendo el tráfico en la Plaza Venezia (como en los antiguos tiempos…) y
como se puede ver con abundante tráfico.
Dimos entonces con una
iglesia, la Iglesia de S. Ignacio de Loyola, iglesia barroca construida en 1626
y dedicada al fundador de la Compañía de Jesús, S. Ignacio de Loyola.
Enlace de esta Iglesia de S.
Ignacio de Loyola.
Me gustó mucho dicha iglesia,
tanto, que consideraría dicha visita en Roma como de las imprescindibles y como
reflejo de la visita, un par de fotos de la misma.
Tras esta iglesia, nos
acercaríamos a otro monumento, el Panteón de Agripa, templo circular erigido
por Adriano entre los años 118 y 125 d. C, contruido sobre las ruinas del
templo erigido en el 27 a.C por Agripa y destruido por un incendio en el año 80
y dedicado a todos los dioses ya que la palabra panteón (de origen griego)
significa “templo de todos los dioses” y conocido popularmente en Roma como la
Rotonda.
Enlace de dicho monumento.
Un par de fotos del exterior
del mismo.
Y del interior.
Me gustó el Ateneo aunque no
consideraría la visita como de las imprescindibles si se están dos o tres días
en Roma, pero la verdad si se tiene tiempo está bien dejarse caer por esta obra
arquitectónica de la época del Imperio Romano.
Foto de la Plaza de la
Rotonda, plaza donde está situado el Ateneo de Agripa.
A los pocos minutos de dejar
la Plaza de la Rotonda, íbamos a llegar a una de las plazas más famosas y en la
cual se reúnen esculturas, fuentes y edificios de gran valor artístico, siendo
la misma un importante centro de la vida social, cultural y turística de la
ciudad con numerosos establecimientos hosteleros, la Plaza Navona.
Información de dicha plaza.
Trío de imágenes de la plaza.
Tras dar una pequeña vuelta
por la plaza, salimos por una de las callejuelas y en cuanto vimos una terraza
en la cual permitían tomar algo sin necesidad de comer, para allá nos fuimos,
así que tocaba ahora reponer un poco la sed con una buena cerveza fría.
Después de la parada técnica,
tuvimos dudas sobre lo que hacer pero decidimos al final acercarnos a conocer
el Castillo de Sant,Angelo en este día ya que con la visita en este día nos
quitaríamos un viaje expreso a esa parte de la ciudad al día siguiente, así que
con el rumbo del castillo en cuestión seguimos caminando, teniendo que cruzar
un puente sobre el río Tiber y con vistas a la izd del Vaticano.
Noelia en dicho puente.
Y según íbamos cruzando el
mismo, el Palacio de Justicia de Roma iba apareciendo cada vez más cerca.
Tras cruzar el puente
torcimos a la izd y en pocos centenares de metros ya nos iba aparecer el
Castillo de Sant,Angelo.
Información del castillo.
Tras pagar el ticket de la
entrada al castillo (10,50 euros por persona), nos adentramos por el mismo para
ir visitando progresivamente las diferentes dependencias, así como para subir a
la terraza panorámica del mismo.
Puente de Sant,Angelo.
Vistas del Vaticano desde el
castillo (terminado en el año 139), estando unidos ambos por un corredor
fortificado, llamado Passetto, de unos 800 m de longitud.
Noelia en la terraza.
Y el menda no podía faltar en
la foto.
Foto de los dos en la terraza
superior del castillo y detrás el Estado del Vaticano.
Interior de una de las salas
del castillo.
Salimos del castillo y
cruzamos el Puente de Sant,Angelo, sacando desde dicho puente la típica foto
turística del castillo.
Dimos entonces por finalizada
la visita a lugares turísticos este día y poco a poco fuimos poniendo rumbo al
hotel para descansar algunas horas y salir a cenar algo.
Antes de tirarme a pegarme
una siesta, tocaba hacer varias fotos recuerdo de la habitación.
Tras la siesta, estuve mirando
lugares para ir a cenar, localizando al final uno que tenía buena pinta y al
que le daban muy buenas críticas y que tenía el nombre de “Fontana di Venere”.
Nos acercamos entonces a la
zona de la Fontana di Trevi, zona en la que quedaba dicho restaurante y aunque
me costó encontrarlo en un primer momento, al final podría localizarlo gracias
a las indicaciones de alguna persona que me ayudaría en tal empeño.
Nos acercamos al mismo y
aunque el local se encontraba bastante escondido, el mismo cuando llegamos se
encontraba absolutamente lleno, por lo que tras preguntar al encargado del
establecimiento, al final pude conseguir que nos reservara mesa aunque fuera
para tres cuartos de hora más tarde aprox.
Tras hacer algo de tiempo
regresamos ya para sentarnos y comenzar a cenar.
Enlaces del restaurante.
Así que tras mirar la carta y
dejarnos aconsejar, finalmente pediríamos los siguientes platos.
De entrada.
El de Noelia.
El mío que estaba más que
delicioso.
El postre típico italiano no
podía faltar, El Tiramisú.
Para beber nos apetecía vino
y aunque el tema del vino y la cerveza es más que caro en Roma, finalmente
dijimos al camarero (parecía tener mucha idea de todo) que nos eligiera un vino
que estuviera bien, tanto de sabor como de precio, así que al poco tiempo ya
nos vendría con un vino de la Toscana que no conocíamos, un Reserva Da Vinci
del 2011 (28 euros la botella).
Nos cobraron por todo 78
euros y hay que reconocer que estaba todo riquísimo, así que de volver a Roma
algún día, este restaurante sería de las visitas obligadas en la ciudad.
Tras la cena ya fuimos
regresado directamente al hotel, así que ya de este día poco que contar ya y
ahora iba a llegar el último día en Roma, que por mi hubiera sobrado ya que
casi todas las visitas imprescindibles e importantes en Roma ya las habíamos
visto.
A dormir y ... ¡A por el último día!.
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