Día: 24-06-2016.
Comentario:
Diversas noticias sobre el
resultado de la votación celebrada el Viernes 24-06-2016 en el Reino Unido
sobre si abandonar la Unión Europea
o no.
La noticia según los medios
de comunicación…
Reino
Unido ha emprendido este viernes el camino,
lleno de incógnitas colosales, hacia su nuevo lugar en el mundo.
La histórica
decisión que tomaron el jueves en las urnas los británicos sacudirá a Europa
entera y dará aliento a los movimientos que desafían la política tradicional en
todo el mundo occidental.
La sucesión de acontecimientos desatados en las horas
siguientes a conocerse la ajustada victoria del Brexit, da idea de la magnitud de las
consecuencias que se avecinan.
Cameron anunció que dimitirá en octubre .
La ministra principal escocesa dijo que un nuevo referéndum de independencia en
Escocia es “altamente probable”.
Diputados laboristas iniciaron los trámites
para una moción de censura contra Jeremy Corbyn .
De poco sirvieron las llamadas a la conciliación de los victoriosos Boris
Johnson y Michael Gove.
La jornada dejó a la libra bajo mínimos y las bolsas en rojo.
Los líderes europeos pidieron un
proceso de ruptura rápida para superar el mayor revés en la historia del proyecto.
La primera incógnita, la principal, se despejó con la
comunicación del resultado oficial a primera hora de la mañana.
Los británicos,
por un 51,9% contra un 48,1% de los votos, habían decidido abandonar la Unión Europea.
La segunda no tardó ni dos horas en resolverse.
Ante el 10 de Downing
Street, la que ha sido su residencia en los últimos seis años, David Cameron
anunció que se va en octubre.
El país, dijo un primer ministro que hace un año
parecía intocable, “necesita un liderazgo fuerte” que él no está en condiciones
de proporcionar.
Su legado será exactamente el contrario del que soñó.
Quien
quiso pasar a la historia como el primer ministro que zanjó el debate europeo y
que hizo resurgir la economía británica, se va tras sacar al país de Europa y
depositar una bomba en la economía mundial.
A
partir de ahí, todo aconteció en cadena. Nicola Sturgeon, ministra principal
escocesa, se encargó de recordar al país que el desafío al que se enfrenta es
de carácter doble: no solo habrá de encontrar un nuevo lugar en el mundo, sino
abordar su delicada realidad territorial. “Un nuevo referéndum de independencia
en Escocia es altamente probable”, dijo Sturgeon, quien consideró
“democráticamente inaceptable” que los escoceses sean arrastrados
fuera de la UE contra si voluntad mayoritaria.
Los efectos
colaterales del Brexit alcanzaron
también a la oposición laborista. Su fracaso en movilizar a su electorado
tradicional fue una de las claves del desenlace.
El laborismo no tuvo
argumentos para responder al miedo a la inmigración entre las clases
trabajadoras, que el referéndum ha revelado como uno de los conflictos sociales
más importantes del país.
En respuesta al tibio compromiso que exhibió en la
campaña Jeremy Corbyn, dos diputadas promovieron
por la tarde una moción de censura que
supone la primera cristalización del desafío a su liderazgo amagado por sus
enemigos desde que tomó las riendas del partido en septiembre.
Europa, por su parte, recibe un revés seco y
directo. Al mentón,
donde más duele.
El Brexit la
condena a una etapa de convulsiones económicas, financieras, políticas e
incluso legales cuando el club está aún lejos de reponerse de la Gran Recesión.
La UE descubre, de pronto, que ya
no es irreversible.
El desplome de la libra esterlina fue apenas un aperitivo:
las turbulencias en los mercados recordaron los tiempos de Lehman Brothers.
El Brexit abre una nueva era: es, de largo, el
mayor revés del proyecto desde su fundación hace seis décadas.
“Reino Unido ha
elegido el camino de la inestabilidad; el resto de socios europeos no debería
seguir esa senda”, acertó a decir el jefe del Eurogrupo, el holandés Jeroen
Dijsselbloem.
Las principales instituciones –Comisión, Consejo Europeo y
Eurocámara—emitieron un comunicado conjunto en el que abren la puerta de salida
a Londres y subrayan la unidad del resto de socios.
Bruselas miraba de
reojo a Berlín y París. De ambas capitales llegó la misma sensación de
incertidumbre: “El resultado del referéndum será un parteaguas para el proyecto
europeo”, dijo la canciller Angela Merkel. “Se trata de un shock explosivo: es
hora de reinventar otra Europa”, apuntó el primer ministro francés, Manuel
Valls. Juncker pidió a Berlín y París “celeridad” para dejar claro cuanto antes
cómo va a funcionar desde ahora la
Unión de los Veintisiete.
El equilibrio no será
fácil: ni Alemania ni Francia quieren concesiones para Reino Unido que
estimulen el euroescepticismo a escasos meses de sus elecciones. Hollande y
Merkel se reúnen el próximo lunes con el italiano Matteo Renzi y el presidente
del Consejo, Donald Tusk, para fijar una posición común de cara a la cumbre de
la semana próxima.
¿Es el principio del
fin del proyecto europeo?, se preguntaba la prensa británica en la sede de la Comisión Europea.
“No”, contestó rotundo el jefe del Ejecutivo europeo, Jean-Claude Juncker, que
reclamó a Londres “que no prolongue innecesariamente la incertidumbre” y
empiece a negociar de inmediato su salida, a la vista de que el Ejecutivo
británico ha empezado a jugar con los tiempos como estrategia para lograr un acuerdo
más beneficioso.
Ni siquiera con la
miel de la victoria en la boca renunció Boris Johnson a llevar la contraria a
sus odiados “burócratas europeos”.
El exalcalde de Londres y estrella principal
de la campaña por el Brexit dijo que no había prisa por invocar el artículo 50,
que abre el proceso de dos años para negociar los términos del divorcio.
Con
actitud grave de hombre de Estado, preparando acaso el camino hacia Downing
Street que se le se presenta ahora más despejado, Johnson llamó a la calma y a la
conciliación.
La policía hubo de protegerle de una multitud que se congregó
junto a su casa para insultarlo.
La euforia la aportó
Nigel Farage.
El líder del antieuropeo UKIP, cuya amenaza al partido tory llevó a David Cameron a convocar el
referéndum, quiso recordar que si no fuera por él todo esto nunca se habría
producido.
“Atrevámonos a soñar que amanece en un Reino Unido independiente”,
dijo, a primera hora de la mañana, como si llevara toda la vida saboreando la
frase.
La celebración de
Farage, apartado de la campaña oficial por su potencial divisorio, era la
prueba de que el del jueves fue también un voto contra las élites.
La Inglaterra media
despreció en las urnas las reiteradas advertencias delestablishment político y económico sobre los riesgos
del Brexit .
El mensaje
será convenientemente asimilado
por los movimientos populistas y nacionalistas que alimentan el antieuropeísmo en
todo el continente.
http://verne.elpais.com/verne/2016/06/24/articulo/1466749678_556239.html
El voto a favor de permanecer en la Unión Europea no
solo venía de Escocia, Irlanda del Norte y Londres. También de los jóvenes: era
mayoritario entre los menores de 50 años, especialmente entre los que no han
cumplido aún los 25. En cambio, los mayores han apostado mayoritariamente por
dejar la Unión.
Como se puede ver en este gráfico (que se ha
compartido miles de veces en Twitter), los más jóvenes son los que más tiempo
tendrán que vivir con una decisión con la que mayoritariamente no están de
acuerdo.
Según una encuesta reciente de la empresa de investigación de mercado YouGov , el 64% de
los británicos de entre 18 y 24 años preferirían quedarse en la UE.
Teniendo en
cuenta la esperanza de vida y que este no parece un proceso fácilmente
reversible, pasarán el resto de su vida, casi 70 años, fuera de ella.
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