Fecha: 07 y 08 Marzo 2015.
Lugar: Costa Norte Lugo - La Coruña, ciudad de La
Coruña, Las Médulas y Ponferrada.
Km: 910 Km.
1º Día…07-03-2015.
Tenía muchísimas ganas de marcharme un par de días
por el mundo ya que desde el último par de meses en Asturias no había visto el
sol, así que ante el buen tiempo que daban este fin de semana y dado que ya
tenía el coche en perfectas condiciones para viajar después del incidente de
los primeros días de Febrero, no me lo pensé mucho y “sobre la marcha” decidí
organizar este viaje que aunque estuvo bien por el tema de salir, al final no
me iba a prestar como había pensado en un primer momento, debido al número de
km que nos íbamos a meter Noelia y yo.
El objetivo del viaje me iba a llevar a la costa
Norte de Lugo y de La Coruña, costa que no conocía y que desde siempre me había
atraído mucho el conocerla, así que el Sábado 07 de Marzo nos íbamos a levantar
a las 07h15 para salir con el coche a las 08h aprox rumbo a Galicia o más
concretamente a la provincia de Lugo.
Tras algo más de 1h15 tocaba la primera parada del
día, concrétamente la zona de la Playa de Las Catedrales, monumento natural bastante chulo y considerada dicha playa como una de las playas más
espectaculares del mundo.
Noelia posando en dicha playa (no bajamos al estar
la marea bastante alta, aunque en esos momentos comenzaba a bajar, siendo solo
posible la visita a la playa cuando la marea esta totalmente baja).
Acto seguido y tras renunciar a visitar algunas zonas
(sobre todo por falta de tiempo) que había visto en casa a través de Internet,
nos íbamos a dirigir a una zona que no conocía, concretamente al punto más
septentrional de la Península Ibérica, el Cabo Estaca de Bares (¡mira que no he
estudiado dicho punto en mis años colegiales…).
Aparcamos el coche y por un sendero nos fuimos
aproximando a la parte más saliente de dicho cabo, pasando en un primer lugar
por la zona donde está situado el Faro Situado en dicho Cabo.
Foto y enlace del complejo del faro situado en este
cabo de Estaca de Bares.
El sendero iba bajando en busca del mar, pasando en
un primer momento por una especie de caseta de unos 20 metros de altura y con
vistas al propio cabo.
Vistas de la zona rocosa que se sumergía en las
aguas del Mar Cantábrico.
Noelia posando en dicho cabo.
Un par de fotos hacia el Oeste del Mar Cantábrico.
Y no podía faltar mi foto de recuerdo en el punto
más al norte de España.
El tiempo estaba soleado, sin apenas viento y el mar
lo mismo, así que viendo el oleaje que había en estas aguas azules, no me
quiero imaginar lo que debe ser estar en este cabo cuando hay tormenta o
temporal en el Cantábrico (la verdad que de imaginárselo ya impresiona).
Tras estar unos quince minutos, emprendimos el
camino de vuelta hacia el faro, camino que se puede ver parcialmente en esta
foto.
Tras ascender de nuevo los metros que habíamos
perdido a la ida, dimos otra vez con el faro.
Donde el faro había una construcción realizada en
madera que simulaba un dragón, construcción que me llamó la atención.
Tras montar en el coche, decidí meterme por una
estrecha carretera que pensaba nos iba a sacar del lugar y nos llevaría al
pueblo de Puerto de Bares.
Pero antes de bajar hacia el pueblo del mismo
nombre, fuimos ascendiendo hacia uno de los promontorios de dicho cabo y lugar
donde está situado el Hotel Semáforo de Bares, lugar con unas extraordinarias
vistas de la zona.
Inicié entonces el descenso hacia el pueblo costero
de Puerto de Bares, lugar en el que había una buena playa, playa que había
descubierto minutos antes desde la zona del hotel anteriormente mencionado.
Foto de las casas del pueblo con una pequeña parte
de la playa.
No había nada de ambiente en el pueblo, hecho que se
agradece cuando se viaja fuera de temporada, así que puse rumbo al municipio de
Cariño para realizar la segunda visita planeada del día, lugar que ya conocía
por la visita que habíamos realizado hace ya unos 17 años más o menos, el Cabo
Ortegal.
Foto del faro de dicho cabo desde el lugar donde
dejé el coche.
Hacia el Este…
Hacia el Oeste…
Últimas formaciones rocosas del cabo adentrándose en
el mar.
Foto de Noelia posando en el cabo.
Y del menda.
Como el hambre apretaba, abandonamos el Cabo Ortegal
camino de algún lugar donde comer.
Había mirado en el Tripadvisor si había en el pueblo
cercano de Cariño algún lugar pero al no encontrar nada realicé otra búsqueda a
otro de los pueblos del litoral, en este caso el pueblo coruñés de Cedeira,
pueblo turístico situado en una bahía que por el verano triplica su población
por la fama de sus playas y del entorno en el que está situado.
Así que al coche y tras 40 minutos de carretera
llegamos a este pueblo, el cual me causó bastante buena impresión y tas aparcar
el coche, localizamos el que estaba en el número 1 en este pueblo, el Bar “El
Kilowatio”, ideal para tapear algo.
Pero antes de llegar al bar, no pude evitar hacer
una foto delante de la playa y de la ría del pueblo.
La especialidad que ponía el Tripadvisor que tenía
dicho bar era el marrajo o marraxo (en gallego) y era el plato al que la gente
iba a dicho lugar, como pude comprobar una vez en el lugar.
Para que se conozca el tiburón en cuestión, que la
verdad estaba riquísimo, video presentación del mismo.
Entramos en el bar, encontrándose éste con mucha
gente.
Foto de la cocina abierta donde se ve cómo se
preparan los platos.
Tras hacernos un sitio en la barra (no tiene mesas)
pudimos pedir una tapa de marraxo y una de calamares acompañado todo esto de
vino y cerveza.
La comida del día.
Me prestó como pocas veces el tapeo de este día y el
ambiente en dicho bar y pensándolo bien cuanto más voy a Galicia, más como en
casa me encuentro (debe ser porque tengo ascendencia gallega, digo yo…) y en
cuanto al precio, no me acuerdo de cuánto fue (es lo malo de hacer el relato de
los viajes pasada una semana) pero la sensación tras la factura fue que
había sido barato.
Foto del bar desde la calle.
Tras pillar el coche, íbamos a empezar con la visita
a la costa norte de Galicia o mejor dicho a una parte de ella (Rías altas).
Iba a coger la carretera señalizada como “Ruta de
los Miradores” en dirección a San Andrés de Teixidó y a la sierra de “A
Capelada”, así que por carretera sinuosa fuimos ascendiendo metros en busca del
primer mirador del día, el mirador “Chao do Monte”, mirador desde donde se veía
otra de las visitas del día, el pueblo de San Andrés de Teixidó.
Desde dicho mirador y como se puede apreciar había
buenas vistas de este pequeño pueblo, lugar de uno de los centros de
peregrinación más importantes de Galicia.
Tras deleitarnos con la vistas de la costa y del
pueblo desde este mirador, tocaba acercarnos hasta el pueblo de S. Andrés
(antes de llegar al pueblo visité el mirador de “Dos Carris”, visita que se
puede evitar hacer ya que no me gustó nada).
Enlace del pueblo y del centro de peregrinación.
http://es.wikipedia.org/wiki/San_Andr%C3%A9s_de_Teixido
Descendimos fugazmente hasta el pueblo por carretera
sinuosa y con buen desnivel, aparcando a las afueras ya que está prohibido el
meter los coches en el mismo pueblo.
Nos adentramos por el pueblo y rápidamente apareció
la visita estrella del pueblo, el santuario de San Andrés de Teixidó.
Según el dicho popular gallego a este santuario “vai
de morto quen non foi de vivo” (va de muerto quien no fue de vivo) y en cuanto
a los romeros que acudían a dicho lugar decir que tenían la costumbre de tirar
una piedra en los túmulos o “milladoiros” (son montones de piedras que los
romeros iban dejando en lugares determinados como por ejplo cerca de un
santuario, cruces de caminos, parajes sagrados), encontrándose algunos todavía
en perfecto estado formado por miles de piedras que los peregrinos han ido
dejando a lo largo de los siglos y costumbre que actualmente se sigue
realizando por parte de la gente que acude en peregrinaje a este lugar.
En cuanto a las costumbres y leyendas, es tradición
hacer la romería en vida llevando una piedra que se deposita en uno de los milladoiros.
Hay que beber de “La Fuente de los Tres Caños”, pedir a San Andrés un deseo y
echar en el agua un pequeño trozo de pan, que si no se hunde atraeremos la
buena fortuna a nuestra vida (al menos durante un año).
Con la miga del plan se hacen “sanandresiños”,
figuras representativas de la romería e inicialmente había tres figuras: un
hombre, una mujer y una paloma, siendo en la actualidad cinco.
- La de la mano, figura en la que se pide por el
amor, las buenas compañías y la amistad.
- El pez por el trabajo y el sustento.
- La Barca, para los viajes, la casa y los negocios.
- El Santo, por la salud física, mental y la buena
convivencia.
- El Pensamiento, por los estudios, las pruebas y el
buen sentido, siendo de gran eficacia contra envidias y maleficios.
Este menda cuando fue a este lugar hace una semana
aproximadamente no conocía nada de estas tradiciones, así que no pudo tirar
piedra alguna, ni beber, ni comprar figura alguna, así que quedará realizar la
tradición para un posible viaje a este pueblo.
Otra leyenda del pueblo es la “hierba de enamorar”
que se da en los alrededores del pueblo y se dice que es buena para solventar
los problemas de amores.
Un par de fotos de esta iglesia, de estilo gótico de
tipología marinera.
La iglesia por dentro era bastante sencilla, pero en
su conjunto me gustó bastante, así como alguna casa del pueblo.
Interior de la iglesia.
Retornamos al coche y proseguimos con la marcha
hacia otro mirador, el mirador de “O Cruceiro”, mirador desde el que se puede
decir que había buenas vistas.
Vista del mirador en la marcha de aproximación.
Y las vistas desde este mirador al Oeste (con el
pueblo) y al Este.
Proseguimos con el viaje y a los pocos km nos
encontramos con otra de las visitas “estrella” para mí de la jornada, la del
mirador donde está situada la Garita o Vixía de Herbeira a 620 m de altitud.
En Esta parte de la Sierra de A Capelada se
encuentran situados los acantilados con una mayor cota sobre el nivel del mar
de la Europa continental y el cuarto de mayor altura (incluyendo a las islas), cayendo
al mar con una pendiente superior en algunos tramos al 80%.
Nos aproximamos al mirador tras caminar unos 200
metros por pradería y lo que vi tras llegar al muro del mirador hacía honor a
todo lo que había visto en Internet, pudiendo apreciar las vertiginosas caídas
desde el punto donde estaba hasta sumergirse en el mar.
Vista de dichas caídas.
Y la garita.
El guardián de la garita.
Como se pueden ver, realmente espectaculares las
vistas de los acantilados, así que tras disfrutar un rato del lugar y del buen
tiempo, di por concluida la visita por este día a la costa gallega, poniendo
rumbo a La Coruña ya que aunque la distancia a esta ciudad no era excesivamente
grande, nos quedaban todavía casi un par de horas de viaje, dadas las
carreteras sinuosas y estrechas por las que habíamos estado todo el día
circulando.
Llegamos a La Coruña y tuvimos la mala suerte de
coincidir con la salida del partido de fútbol del Dépor-Sevilla, así que
pillamos un atasco monumental por este motivo.
Por fin llegamos al hotel, un clásico de la ciudad,
el “Melia María Pita”, hotel situado en el paseo de la Playa de Riazor.
Para no complicarme la vida en atascos decidí dejar
el coche en el garaje del hotel, así que pillamos la maleta y al pillar el
ascensor para subir a la habitación del hotel se produjo casualmente la
anécdota con un “famoso”, en esta ocasión “el famoso” era el entrenador del
Dépor, Victor Fernández, al cual momentos antes habíamos escuchando en rueda de
prensa tras la derrota del Deportivo.
Había reservado Noelia habitación con vistas al
paseo y como se pueden ver en estas dos fotos, había bastante gente dando una
vuelta dado el día que hacía.
Estaba bastante cansado y enseguida me quedé
dormido, pegándome al final una siesta de un par de horas.
Desperté cerca de las 21h y tras despertar a la
mujer (que también se había quedado "dormida”, nos preparamos para salir a
cenar).
Tras caminar un cuarto de hora llegamos a la zona de
bares donde se notaba mucho ambiente y caminando dimos con una vinoteca en la
que había mucha gente y que tenía el nombre de “Restaurante Vinoteca Jaleo”.
Comimos y bebimos algo y tras salir de dicho local
nos encaminamos por la calle, sentándonos a probar algo típico gallego en uno
que tenía el nombre de “A Taberna Do Pulpo”, donde probamos una de pulpo y una
de pimientos de Padrón con una jarra de Ribeiro.
A la hora de pagar nos quisieron tangar ya que
fijándonos en la factura nos querían cobrar por el pulpo 10 Euros cuando en la
carta estaba a 08,50 Euros, así que rápidamente llamé al camarero para que
subsanara dicho error (no dijo ni muuuu, el muy cabrón…).
El paseo por la zona hostelera proseguía y al final
entramos en uno tercero que no tenía muy mala pinta y la que pedimos unas
croquetas de algas y berberechos con un vino albariño.
No me dieron mucho más dichas croquetas ya que
prácticamente no sabían nada a lo que ponía la carta de lo que estaban hechas.
Estuvimos caminando un rato más y poco a poco nos
dirigimos ya al hotel, con parada incluida en el mismo bar del hotel (teníamos
un vale de 10 Euros para gastar en el bar por haber reservado noche) para tomar
algo.
El día o mejor dicho la noche ya no daría para nada
más, así que en cuanto me acosté me quedaría rápidamente dormido dado lo
cansado que estaba.
2º Día…08-03-2015.
Tras dormir plácidamente toda la noche, al despertar
pude comprobar que íbamos a tener un buen día climatológicamente hablando, así
que nada más asomarme a la ventana el paseo y la playa de Riazor lucían mejor
que nunca.
Nos preparamos de nuevo y abandonamos el hotel para
acabar desayunando en la Panadería Granier, lugar con un mostrador bastante
llamativo.
El objetivo de este día era regresar por la zona de
Las Médulas con visita incluida a este monumento.
Había habido cambios de planes según lo ideado en
casa ya que este menda estaba un poco harto de conducir por las carreteras
sinuosas de la costa norte de Galicia y prefería para volver meterse por
carreteras mucho más cómodas aunque le llevaran más tiempo en la conducción.
Así que dicho y hecho, dejamos atrás La Coruña para
pillar la autopista a Madrid y poco antes de Ponferrada nos saldríamos de la
vía rápida para poner rumbo a esta zona arqueológica de los romanos en la
antigüedad.
Enlace de Las Médulas.
Concretamente nos dirigimos al Mirador de Orellán,
mirador en el que habíamos estado hace unos 17 años, encontrándolo bastante
cambiado y arreglado dicho mirador.
Decir que si hace 17 años el coche lo había podido
dejar al lado mismo del mirador, ahora en esta visita, tuvimos que dejarlo en
un aparcamiento habilitado para los turismos a unos 600 m del mirador en
cuestión, así que tocaba subir por una pista con buena pendiente en alguno de
sus tramos.
Tras llegar al mirador, la vista hacia Las Medulas
se abría.
En resumen, este entorno paisajístico es lo que ha
quedado de una antigua explotación minera de oro de la época romana, siendo
considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano.
El oro se extraía a base de soltar el agua
(canalizada y embalsaba) a través de unas galerías muy pendientes que se habían
abierto en la montaña.
La fuerza del agua deshacía la montaña y arrastraba
las tierras auríferas hasta los lavaderos.
Una parte de la montaña con la cueva que se podía
visitar pero al final acabaríamos por renunciar a dicha visita.
El menda.
Noelia en el mirador.
Y los dos posando.
Dimos por finalizada la visita a Las Médulas y
entonces pusimos rumbo a Ponferrada, segunda ciudad en importancia de la
provincia de Leon y capital de la comarca de El Bierzo, para dar una vuelta por
su casco antiguo y tomar algo.
Aparcamos cerca del castillo, castillo que estaba
cerrado, así que me tuve que conformar con poder verlo desde afuera pero me
pareció muy chulo y en muy buen estado de conservación (su época de
construcción data de 1340).
Algunas fotos del castillo.
Junto al castillo hay una iglesia que me llamó la
atención, la Iglesia de San Andrés, de finales del siglo XVII.
Callejeamos un poco por el casco antiguo, dando con
la calle del reloj que nos iba a llevar a la Torre del Reloj y a la zona de la
plaza del Ayuntamiento.
Vista de dicha calle del reloj.
La Torre el Reloj fue construida antes de 1567 y
está construida sobre el Arco de la Eras (única puerta que se conserva de la
muralla medieval), siendo dicha torre el emblema de Ponferrada.
Imagen de la torre desde una callejuela lateral.
Cruzamos entonces el Arco de la Eras, dando con la
plaza del Ayuntamiento y optamos entonces por tomar algo en una terraza con
vistas al propio ayuntamiento.
Intenté hacer más fotos pero la cámara debía estar
cansada de enfocar y me dijo basta, así que tras levantarnos de la terraza nos
dirigimos hacia el coche para poner rumbo a casa.
En resumen, un viaje agotador que me lo planteé mal
ya que en un par de días hice 900 km, con lo cual más que viaje de descanso fue
todo lo contrario, pero aun así estuvo bien por salir de viaje en este fin de
semana que hizo un tiempo realmente maravilloso.
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