4ºDía. “Casa Xico” en
Mestas de Ardisana (Llanes).
Día: 11-10-2014.
Comentario:
Nos levantamos en un
día lluvioso y bajaríamos a desayunar al restaurante-cafetería del hotel ya que
dicho desayuno en esta ocasión iba a estar incluido en el precio de la
habitación.
Dicho desayuno se puede
decir que estuvo bastante bien en todos los sentidos y tras el mismo ya íbamos
a dejar el hotel con rumbo hacia la zona de Llanes, concretamente a un pueblo
perdido llamado Mestas de Ardisana para comer en un lugar que no conocía, “Casa
Xico", lugar que había recomendado a Noelia su hermano ya desde hacía ya
bastante tiempo y al que por unas u otras razones nunca había acudido.
Habíamos reservado el
día anterior para comer en dicho lugar y dado el tiempo “peor” que malo que
tuvimos durante todo el trayecto de vuelta hacia Asturias, logramos contactar
con el bar para adelantar cerca de una hora la comida ya que la misma estaba ya
reservada “en parte” (digo en parte porque el día anterior hubo que decir el
número de verdinas con pantruque que íbamos a comer).
Hubiéramos parado en
Santander capital o en San Vicente de la Barquera pero dado el tiempo asqueroso que durante
todo el trayecto con el coche nos hizo, decidimos tirar directamente para el
bar-casa de comidas del día, “Casa Xico”.
Algo de publicidad de
esta casa de comidas.
Un par de imágenes de
la entrada del bar.
Alguna foto de recuerdo
del interior.
Y la comida de este día
finalmente sería.
Verdines con pantruque,
que estaban ¡buenas no, sino lo siguiente…!.
(pediríamos otra ración
más sobre las dos que inicialmente nos pondrían).
¡Marchando cebollas
rellenas…!. Bien las cebollas pero en mi caso no me dan mucho más.
Tres de tortos con
huevos y chorizo de casa, que acostumbrado a veces al tipo de torto que suelen
dar (con demasiada masa de harina), éstos se hacían al estómago bastante
ligeros para lo que suele ser este tipo de comida por ambientes rurales y no
tan rurales.
Acabaría la comida con
una ración de tarta de nuez, la cual estaba muy buena.
Al final muy buena
comida en un sitio que no defraudó para nada y que me sirvió también para
conocer una pequeñísima zona de la geografía asturiana.
Después de la comida ya
nos iríamos directamente hacía Gijón a recoger, en nuestro caso, el coche
finalizando un estupendo viaje que resultó “de matrícula” en todos los
sentidos, así que habrá que repetir alguno más sin esperar otros diez años.
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