miércoles, 9 de noviembre de 2016

MUERTE DEL PSOE.



Día: Octubre 2016.

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La reunión del Comité Federal del PSOE en la sede de la calle Ferraz de Madrid ha desembocado, tras una agónica cita de más de 12 horas de duración, en la dimisión del hasta este sábado secretario general, Pedro Sánchez. La decisión se produce después de que Sánchez haya perdido la votación con 132 votos en contra frente a 107 a favor para la celebración de un congreso extraordinario en noviembre.

Tras una jornada de caos y tensión dentro y fuera de Ferraz, el sector crítico a Sánchez se ha salido finalmente con la suya en este Comité Federal, que tiene previsto nombrar una gestora provisional a la espera de que la semana que viene otro Comité vote una gestora permanente. Sánchez ya ha prometido "apoyo leal" a la gestora. 

La convulsión se había instalado en el PSOE desde el pasado miércoles con el anuncio de la dimisión de 17 miembros de la Ejecutiva Federal. 

El Comité de este sábado se preveía tenso, con un sector del partido crítico a Sánchez y que dejó de reconocerlo como secretario general. 

Esa división ha quedado patente a lo largo de la jornada de este sábado, donde han tardado horas en constituir la Mesa de la Ejecutiva, que finalmente presidió Verónica Pérez, afín a Susana Díaz. 

Varios fueron los recesos necesarios para finalmente votar la convocatoria de un congreso extraordinario. 

Durante esas pausas, la tensión se trasladaba al exterior de Ferraz, donde los simpatizantes partidarios de Pedro Sánchez esperaban apostados en una calle cortada al tráfico. "Traidores", "No es no", "Fuera golpistas"... fueron algunos de los múltiples abucheos que los simpatizantes arrojaron sobre todo aquel miembro del Comité que se dignaba a poner un pie fuera de la sede. 

Al enfrentamiento entre las dos facciones del PSOE, enfrentadas por el control del partido, se unió el bloqueo y el caos dentro de Ferraz: no había acuerdo en qué votar, cómo hacerlo, o quién tenía derecho a ello. 

Pero al filo de las seis de la tarde, se producía el principio del desenlace del día: Pedro Sánchez y sus partidarios colocaron urnas para votar un Congreso Extraordinario. 

Empiezan momentos de enorme tensión. 

Los críticos se rebelan al grito de "pucherazo". 

Los 'susanistas' amenazaron con impugnar la votación y reaccionan recogiendo firmas para presentar una moción de censura. Pérez Tapias abandonó el comité indignado. 

La votación iniciada por Sánchez y los suyos se paralizó. 

Las firmas contra Sánchez se presentaron a la mesa, que las rechaza. 

Finalmente, se decide una votación a mano alzada sobre la propuesta de Sánchez de convocar un Congreso. 

En la votación, pierde Sánchez por 133 votos a 107. Inmediatamente después, presenta su dimisión. 

Poco después, comparece mostrando su orgullo por sus dos años y su lealtad a quienes le sucedan.
Lágrimas, insultos, gritos y toneladas de bochorno en el Comité Federal del PSOE
Sangre, sudor, lágrimas, insultos y algaradas. El PSOE vivió ayer su día más caótico, agónico y esperpéntico en más de 40 años. 
Tras 26 meses de huidas hacia adelante, desafíos, guerras fratricidas, dos campañas electorales como candidato y algunos momentos brillantes, Pedro Sánchez cerró su etapa como líder del todavía segundo partido de España en una jornada negra en la que los socialistas sintieron que «el PSOE está roto» y «ya no tiene arreglo», como verbalizó José Antonio Pérez Tapias, de Izquierda Socialista.

El Comité Federal estaba convocado a las 9.00, pero tardó cuatro horas en constituirse y arrancar. 
Sus integrantes ni siquiera se ponían de acuerdo en sus normas básicas de funcionamiento y estuvo plagado de broncas, larguísimas reuniones, recesos, lágrimas, insultos y descalificaciones. 
No se ponían de acuerdo ni en cuántos tenían derecho a voto, ni en cómo votar, ni en qué propuesta pasar a la consulta de los delegados.
La tensión y el esperpento se adueñaron de la reunión socialista

Los socialistas estaban desolados. 
En muchos momentos, el ambiente fue de auténtico funeral. 
La gran experiencia política de muchos de sus miembros no les hacía regatear adjetivos: «Estamos hechos trizas», dijeron algunos. A todos, oficialistas y críticos, les dolía el PSOE, como acuñó el viernes el ex lehendakariPatxi López. Pero eso no les hizo frenar la guerra interna que ha desgarrado la formación en los últimos meses y que ayer quebró al partido por la mitad. Algunos, durante la tarde, llegaron a temer una escisión que sería «un suicidio real para el partido», acosado por el PP por la derecha y por Podemos por la izquierda.

La tensión dentro del cónclave fue en muchos casos máxima, llegando a momentos de gran agresividad. 
Los dos bandos irreconciliables en los que se ha dividido el partido se enfrentaron a cara de perro durante 13 horas de caos. Dentro se oyeron hasta insultos y acusaciones de «pucherazo». 
Estas 13 horas terminaron con la dimisión del secretario general, humillado y tumbado por Susana Díaz y los barones.

Las persianas metálicas del garaje de Ferraz estuvieron cerradas a cal y canto durante todo el día. La Policía Municipal cortó la manzana de la histórica sede socialista de la calle Ferraz y los periodistas ni siquiera pudieron acceder al interior del edificio -un hecho totalmente insólito- hasta la comparecencia, ya pasadas las 21.00 horas, del ahora sólo diputado madrileño Pedro Sánchez, despojado ya por completo de su traje de líder de la oposición.

En sus ojos agotados, rojos de tensión acumulada, se adivinaba cierto alivio tras cerrar los dos años más intensos y duros de su vida.

Susana Díaz, que ha dirigido desde el todopoderoso PSOE de Andalucía (PSOE-A) la operación para derribar a Sánchez con el apoyo de seis de los siete presidentes autonómicos, rompió a llorar en un momento del cónclave y en una de sus intervenciones. 

La tensión vivida en el interior del Comité Federal del PSOE fue extrema. «¡Están matando al PSOE!», dijo entre sollozos la presidenta andaluza.

Las escenas de mayor tensión se produjeron mediada la tarde, cuando los partidarios del todavía secretario general trataron de desarrollar una votación secreta para aprobar el Congreso Extraordinario
El inicio de la votación, en una urna tras una cortina y sin que estuviera certificado el censo, desató las propuestas enérgicas de los cargos afines a Susana Díaz. 
Al grito de «cobardes» y «sinvergüenzas», exigieron que se parara la votación, algo que finalmente consiguieron.

Eva Tamarín, persona de confianza de Tomás Gómez y, por tanto, de la presidenta andaluza estalló por Twitter: «La mayoría está secuestrada. Jamás pensé que un ex secretario general pudiera poner en riesgo un partido por sus intereses personales». 
Fue en ese momento cuando José Antonio Pérez Tapias, que era partidario del Congreso Extraordinario, decidió abandonar la reunión con gesto desolado.

El contraataque de los críticos no fue menos virulento. Rápidamente, comenzaron a recoger firmas para presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez. Con un 20% del Comité Federal hubiesen tenido suficientes, pero acabaron presentando muchas más. 

La Mesa decidió no admitirlas y luego dio paso a la votación que acabaría con Sánchez como secretario general del partido.

Tras la dimisión del líder socialista llegó la desolación. 

No por su marcha, ansiada por medio partido, sino por la situación en la que queda la formación política más antigua de España, con casi 140 años de historia. Levantarlo, aseguraban algunos, parece ahora tarea imposible.

Una gestora dirige el partido

Solución temporal.
Tras la dimisión de Pedro Sánchez, el Comité Federal acordó formar una gestora para que dirija el PSOE de forma temporal hasta la celebración del próximo congreso interno, del que deberá salir una nueva dirección.

Javier Fernández.
Al frente de la gestora estará el presidente de Asturias, Javier Fernández, una persona de la máxima confianza de Susana Díaz. El órgano estará compuesto por una decena de miembros y habrá una representación territorial plural.