Día: 18-04-2014.
Comentario:
Después del día
anterior con el viaje a la zona Occidental de Asturias, al día siguiente puse
rumbo un poco más lejos pero a la dirección opuesta, llegando hasta Santander
para pasar unas horas en dicha ciudad en la que ya había estado hacía años.
Paramos de camino a desayunar en
Unquera y en torno a las 12h aparcaba el coche en un parking subterráneo situado
en el Barrio de Puerto Chico y poníamos rumbo a pata hasta la península donde
estaba situada el Palacio de la Magdalena.
Durante el trayecto
hasta dicha península pudimos ver algunos palacetes y algunas casonas muy
chulas como esta de la foto.
Llegamos a la entrada
de la península donde alzando la vista pude ver la zona de las playas del
Sardinero.
Dimos una vuelta por el
pequeño zoo situado en esta zona y tras ver otra zona donde había algunos
barcos, pusimos rumbo a ver el propio palacio.
Intentamos entrar en
dicho palacio, no consiguiéndolo ya que llegamos unos minutos después del horario
de cierre, así que nos tuvimos que conformar con dar una pequeña vuelta al
mismo, viendo el guapo entorno que lo rodeaba.
Un poco de información
de dicho palacio.
El Real
Palacio de La Magdalena está
situado en la península de la Magdalena, frente a la isla
de Mouro, en Santander(España), y fue construido entre 1909 y 1911, por suscripción popular, para albergar a la familia real española.
Obra de los arquitectos Javier González Riancho y Gonzalo Bringas Vega, se enclava en el lugar donde estuvo el
antiguo fortín de San Salvador de Hano, que protegía la entrada a la bahía.
Fue amueblado en 1913, pasando de inmediato a ser residencia de
verano del rey Alfonso XIII y su familia, quienes lo ocuparon regularmente
hasta la proclamación de la II República.
En 1914 fueron proyectadas las caballerizas por
González Riancho. Las mismas emulan a un poblado inglés medieval con tejados
puntiagudos de vertientes pronunciadas, entramados de madera vista, etc. En 1982 fue declarado monumento
histórico-artístico. Entre 1993 y1995 fue rehabilitado por el ayuntamiento de Santander, según proyecto de Luis
de la Fuente.
Unas imágenes del
Palacio de la Magdalena.
Regresamos poco a poco
caminando con la intención de salir de dicha península y acercarnos a la zona
del Sardinero, viendo antes de salir una zona verde con multitud de gente
disfrutando de la misma.
Fuimos por todo el
paseo, donde había mucha gente, para mí demasiada y viendo un extremo de las
Playas del Sardinero.
En nuestro camino
paramos en una terraza a tomar algo y acto seguido pusimos rumbo a una especie
de mirador sobre las dos playas que forman el arenal principal de Santander,
pudiendo ver antes de llegar al mirador, el famoso Casino de Santander.
Sobre la Playa del Sardinero decir que se entiende por El Sardinero el área de la costa
comprendida entre la península
de la Magdalena y la zona de Mataleñas, formando el abra que lleva su nombre. En sentido
estricto, el centro de esta área seria la plaza de Italia y los alrededores.
El Sardinero comenzó a ser conocido y muy visitado a partir de mediados del siglo XIX y especialmente a comienzos del siglo XX.
La moda de veraneo y los beneficios
saludables de los baños de olas atrajeron a este lugar a numerosos visitantes de la burguesía castellana y madrileña.
Poco a poco El Sardinero se fue
convirtiendo de un lugar sólo visitado por los vecinos deSantander a una ciudad-balneario, con todos los
servicios para ofrecer a una sociedad pudientes atraída por el auge económico
de Santander, venido de la mano del comercio con las colonias españolas.
El Sardinero cuenta con dos playas con
su mismo nombre. Una es la Primera Playa del Sardinero y la otra es la Segunda
Playa del Sardinero, siendo dos playas distintas aunque están seguidas en la
línea de costa y cuando baja la marea se unen.
La historia cuenta que en el pasado, una
de las playas era utilizada por las clases medias y bajas y la otra era usada
por las clases altas santanderinas, por lo que había una diferenciación social
entre ambas.
Hoy en día ambas playas son muy
familiares y son muy concurridas durante el verano, ya que son las más extensas
con las que cuenta la ciudad.
Primera playa del Sardinero.
Segunda playa del Sardinero y el menda
posando delante de ella.
Después de ver las dos playas, cogimos
un bus que nos llevó a la zona de Puerto Chico, zona que en mi caso siempre había
oído que era una zona fabulosa para tapear y comer, pero tengo que decir que me
decepcionó bastante ya que esperaba bastantes terrazas y más locales de los que
encontramos.
Pudimos localizar al final alguna calle,
como la C/ De la Peña Herbosa, con varios bares seguidos donde había ambiente,
así que nos metimos en uno llamado “La Pirula”, donde tomamos unos calamares
con un par de vinos.
Interior de dicho local.
Salimos de este primer bar y entramos en
uno que estaba muy próximo llamado “Solórzano”, en el cual tomamos unos
mejillones con una salsa de la casa y unos caracolillos o bígaros con un par de vinos.
Decir que los dos sitios en los que
paramos estuvieron bien, aunque no era como me los había imaginado en un principio.
Tras esta visita para comer algo,
pusimos rumbo al Cabo Mayor, lugar donde había un faro y una terraza muy
concurrida que visitamos después de dar una vuelta por la zona.
Vista del Faro de Cabo Mayor.
Había un sendero de unos centenares de
metros que nos iba a llevar hasta una especie de saliente donde había gente
disfrutando de las panorámicas, así que para allá nos fuimos.
Vista de los acantilados con el sendero
yendo hacia dicho saliente del Cabo Mayor.
El menda posando en dicho lugar.
Desde aquí había muy buenas vistas de la
ciudad de Santander, así como de la península de la Magdalena.
Vista del faro de Cabo Mayor desde el
lugar al que llegamos andando por el sendero en cuestión.
Otra vista del faro desde su vertiente
norte.
Como dije, fuimos a tomar algo y me
llamó mucho la atención un coche aparcado en el parking del bar que estaba
petado cuando llegamos.
Después de esta visita, dimos por
concluída esta pequeña visita a la ciudad de Santander, así que con el coche y
previa visita rápida al arenal de Liencres, pusimos rumbo para hacer algo de
tiempo hasta la localidad de Santillana del Mar, lugar en el que había estado
en dos o tres ocasiones anteriores.
Aparcamos a las afueras, cerca del zoo y
fuimos caminando hacia el casco antiguo, el cual retraté en varias fotos y en
el cual había muchísima gente transitando ya que las fechas eran propicias para
que la gente visita este enclave turístico de Cantabria por excelencia.
Luego ya pusimos rumbo a casa, llegando
en torno a las 21h.
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