Día: 24-05-2014.
Lugar: Lisboa.
Comentario:
Primera final de la
antigua Copa de Europa de clubes entre dos equipos de la misma ciudad, así que
como es habitual y tratándose de fútbol y de este partido “único”, el país se
encontraba paralizado para presenciar dicho partido.
Lisboa, ciudad en la
que se celebraba la final se encontraba invadida por varias decenas de miles de
españoles con o sin entrada para vivir el ambiente de dicho partido.
En mi caso y después de
haberme acercado a Lamuño a conocer el nuevo perro de mi hermana y cuñado, al
que le han puesto el nombre de Bruce, regresé a casa para ver el partido.
Al final ganó el Real
Madrid por 4 a 1, resultado engañoso ya que durante todo el partido fue ganando
el Atlético y en el tiempo de descuento (min 93), Ramos pegó un cabezazo que
metió el balón dentro de la portería del portero atlético Courtois.
El atlético se acercó
poco a la portería de Casillas, pegando éste una cantada como pocas al fallar
en la salida.
Como es habitual en el
Real Madrid no se dieron por vencidos y hasta el final estuvieron intentando
empatar, cosa que consiguieron con el cabezazo anteriormente mencionado de
Ramos.
Se fueron a la prórroga
y en dicho tiempo algunos de los jugadores del Atlético empezaron a sufrir
calambres y el cansancio lógico del partido y yo creo que de toda la temporada.
Tácticamente para mí
fallo el entrenador del Atlético, Simeone, ya que estando la estrella del
partido una semana antes lesionada y con muchos problemas en el bíceps femoral,
resulta que en este partido le puso de titular ya que parecía haberse
recuperado milagrosamente tras haberse ido a Serbia, en concreto a Belgrado a
tratarse con un tratamiento que consistía en placenta de caballo.
Cuando volvió a Madrid
parecía haberse recuperado pero al final se vio que dicha recuperación era
ficticia ya que al final duró sobre el césped el día de la final, apenas 10
minutos, con lo que tuvo que sustituirle y perder un cambio que al final del
partido le hubiera supuesto algo de oxígeno extra para el equipo.
Decir que el Atlético
jugó a partir del min 10 sin Costa y otra figura del equipo, Arda Turán, ni se
vistió al estar éste lesionado de la espalda.
El Madrid jugó con el
equipo oficial pero con la ausencia por sanción de Xavi Alonso.
Algunos enlaces y
comentarios de dicho partido que creo que todos recordaremos, sobre todo por el
final épico que tuvo.
“La
Décima tenía que ser especial y lo fue. No podía ser una Copa más, un triunfo
como otros, ni tampoco una alegría comparable. El pleno entusiasmo que significa esta
conquista debe convivir con el absoluto desconsuelo de los vecinos de grada, de
portal, de oficina. Lo heroico, concentrado en la inquebrantable fe del equipo
en los últimos minutos del tiempo reglamentario, es una crueldad infinita visto
desde la perspectiva del Atlético de Madrid.
El Atlético
fue campeón durante 56 minutos, casi una hora, que habría que añadir a los seis
minutos que fue campeón hace 40 años. Cayó igual que entonces. Cuando se creía
vencedor, cuando todo el mundo lo creía, menos el Madrid. Volvió a suceder a
dos minutos del final, como ante el Bayern. La coincidencia no es cruel, es
sádica.
Lisboa
ya será para siempre madridista, una extensión de La Castellana. A partir de
ahora hablaremos del estadio de la luz blanca. En
años venideros, por las callejuelas de la Alfama, será imposible no encontrarse
a enamorados madridistas, tal
vez enroscados bajo una farola, susurrándose, ellos iban de rojiblanco y tú de
vikinga, siempre nos quedará Lisboa.
Disculpen
el desorden. Es mucha la responsabilidad de
escribir para un periódico que se guarda, que no envolverá bocadillos, que será
releído dentro de muchos años, en alguna mudanza, cuánto se llora en las
mudanzas; o quizá
sea un periódico encontrado por sorpresa, porque la sana intención fue
destruirlo. Saludos desde el pasado, ciudadanos del futuro: cuanto vivieron fue
verdad, múdense tranquilos, lloren a placer. Ganó el Madrid y fue la Décima.
Perdió el Atlético como hace 40 años. Aunque amarillee por el paso del tiempo,
el valor de esta página es el de un certificado oficial. Ocurrió y fue
inolvidable.
Lo
escribo mientras observo a compañeros que saltan y a otros que se hunden en sus
sillas. Me cuentan que esto es un balneario en
comparación con lo que sucede en Madrid, donde los hinchas respectivos se
hinchan a llorar o a reír. Las aficiones, al menos a esta hora, dan ejemplo de
hermandad: no faltan quienes sollozan sobre el hombro de una camiseta blanca,
hasta quienes dormirán en la misma cama que su adversario y lo seguirán
haciendo durante muchos años más, viva el mestizaje.
Quien
diga que no se puede ganar siempre, se equivoca; el Madrid gana casi siempre,
concretamente gana una de cada seis Copas de Europa. Al
Atlético sólo le queda un mínimo consuelo: ha perdido otra Champions, pero
mantiene a salvo el mito y los anuncios, la gabardina y la niebla. No hay prisa por cambiarse de estadio,
por abandonar el Paseo de los Melancólicos. Simeone seguirá siendo Robin Hood y
el Mono Burgos, Little John. Ambos seguirán viviendo en el bosque de Sherwood.
Qué
decir. La felicidad resulta escasamente creativa y el Atleti ha desarrollado
una maravillosa lírica a partir del infortunio.
En
el Madrid la película es más convencional: Ingrid se casa con Bogart, cierran
el bar y tienen cinco hijos. Ser
del Madrid es tan poco intrépido como ser ciudadano de los Estados Unidos.
Dueños del mundo.
Para
Cristiano Ronaldo era el momento, 29 años, su última Champions antes de la
treintena, su primera final en cinco temporadas con el Real Madrid. Sus números
de genio necesitaban de un título así que validara la leyenda. No pudo ocurrir
en mejor lugar, en tierra propia y en hierba ajena, en el campo del Benfica, el
eterno enemigo de su Sporting juvenil.
El cómo
fue mejorable. Cristiano jugó un partido discreto, fuera de forma, y diría que
le sobró la celebración tras el cuarto gol, algo exagerada. Mal gesto, aunque
buena foto.
El
recuerdo del partido todavía escuece. Como estaba previsto, la primera parte se
jugó en un zarzal. Imposible no rasgarse. Juego trabado, siderúrgico, medieval;
cada balón planteaba una batalla, desembarco incluido. Poco que reseñar, sólo
accidentes. Algunos cantados. A los ocho minutos se retiró Diego
Costa; si fue un truco, tendrán que explicarlo. A los diez minutos, Cristiano había
sido derribado en dos saltos, con cierto aparato. La intención, probar sus
músculos.
La
defensa del Atlético jugaba muy atrás para protegerse de las contras. Varios
kilómetros más arriba, el equipo buscaba balones largos a Villa o Adrián. Sólo
cuando se apoyaba en Juanfran generaba peligro.
El
Madrid salía rápido pero sufría vértigo en la proximidad del área y desde allí
bombeaba balones para Santillana, que no jugó ayer. Di María era el único factor
desequilibrante.
El gol
de Godín fue tan poco agraciado como lo era el partido. Después de un córner, Tiago volvió a poner
el balón en el área. Godín se adelantó a Khedira para cabecear de espaldas y
Casillas se quedó a media salida, en mitad de ninguna parte. Cuando quiso sacar
la pelota, el balón ya estaba dentro. En ese instante pensamos que el ángel de
Iker también era baja. Le subestimamos.
En la
segunda parte, el Atlético empezó muy pronto a jugar con el reloj. Sin perderlo
de vista, se encerró cada vez más. Se acercó el Madrid y aumentó la agonía. Se
encadenaron las ocasiones, dos de Isco y otro par de Bale. Según
discurrían los minutos, el Atlético no sólo estaba amenazado por su rival de
blanco, sino por un fantasma de 13 letras 13: Schwarzenbeck. El ogro alemán marcó a dos del final y
Sergio Ramos lo hizo en el tiempo añadido, también a dos de la conclusión.
Cristiano y Bale se llevaron a la parte armada de la defensa y el central
cabeceó como indican los manuales. El error del Atlético había sido de bulto:
el Madrid no es el Barça.
En la
prórroga, el Atlético echó de menos el cambio que había gastado a los ocho
minutos con Diego Costa. Muchísimo. Al golpe moral se añadió el desgaste
físico, la incapacidad de Juanfran para dar un paso más, el derrumbe colectivo.
Con todo, sobrevivió a la primera parte de la prórroga.
En el minuto 110 no pudo más. Di María rajó la resistencia del Atlético por la banda de Juanfran y su disparo, desviado por Courtois, fue remachado de cabeza por Bale. Aunque luego marcaron Marcelo y Cristiano, se acabó entonces. Hubo un tumulto, una implosión de pena y una explosión de alegría.
En el minuto 110 no pudo más. Di María rajó la resistencia del Atlético por la banda de Juanfran y su disparo, desviado por Courtois, fue remachado de cabeza por Bale. Aunque luego marcaron Marcelo y Cristiano, se acabó entonces. Hubo un tumulto, una implosión de pena y una explosión de alegría.
La
Décima es madridista. Como la Copa de Europa. Al Atlético le queda el poema”.
Enlace
del periódico Sport…
1.
Real Madrid
2.
Atlético
ALINEACIONES
·
Real Madrid Casillas; Carvajal, Ramos, Varane, Fabio Coentrao (Marcelo, m.
59); Modric, Khedira (Isco, m. 59), Di María; Bale, Benzema (Morata, m. 79) y
Cristiano.
·
Atlético de Madrid Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis (Alderweireld, m.
82); Raúl García (Sosa, m. 66), Tiago, Gabi, Koke; Villa y Diego Costa (Adrián,
m. 9).
ÁRBITRO
·
Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Raúl García (m. 27), Miranda
(m. 52), Villa (m. 72), Juanfran (m. 74), Koke (m. 86) y Gabi (m. 99), por el
Atlético de Madrid, y a Sergio Ramos (m. 27) y Khedira (m. 45), por el Real
Madrid.
GOLES
·
0-1, m. 36: Godín; 1-1, m. 93: Sergio Ramos; 2-1, m. 110: Bale;
3-1, m. 118: Marcelo; 4-1, m. 120: Cristiano.
INCIDENCIAS
·
Final de la Liga de Campeones disputada en el Estadio de La Luz de
Lisboa ante 60.976 espectadores.
Otro…
Se
acabó la obsesión. El
Madrid es el nuevo campeón de la Champions y punto. Dicho esto, el Atlético
también mereció conquistar su primera Copa de Europa. El fútbol en ocasiones es
justo y muchas veces es cruel. Muy cruel. Perder una final en la prórroga es lo
peor que le puede pasar a un futbolista. Aunque no sirva de consuelo, ayer, el
Atlético fue el campeón moral de la Champions. Por dos minutos, los rojiblancos
sufrieron un golpe que tardarán en poder superar. No obstante hay que felicitar
la campaña que han realizado y sobre todo, destacar el excelente trabajo de
Simeone.
El
Madrid, en la gloria. El
salto que realizó Florentino Pérez cuando Sergio Ramos marcó el gol del
empate demuestra el nerviosismo que estaba viviendo el presidente blanco. Lo
único bueno para los culés de lo sucedido anoche es que ya no se hablará más de
la Décima. Bueno, supongo que durante unos días nos la refregarán por la
cara... Dicho esto, hay que felicitar al Madrid y destacar su espíritu de
lucha. Una vez más, los blancos logran un triunfo importante en los minutos de
descuento. Así es el fútbol.
Tristeza
azulgrana. La
afición del Barça soñaba anoche con una victoria del Atlético y se escuchó
algún que otro petardo cuando marcó Godín. En realidad era un triste consuelo
pero siempre es una satisfacción que el eterno rival pierda. Sin embargo, la
Décima no hace más que demostrar la desastrosa temporada del Barça. Terminar
sin ganar ningún título es un gran fracaso que parece aún mayor si el Madrid
logra un doblete. Si el presidente Bartomeu fuera Florentino, el Barça
anunciaría hoy un fichaje pero aquí la contraprogramación no está prevista. No
obstante, más vale que fichen y que fichen mucho y bien porque el Barça ha
demostrado ser el equipo que más lo necesita. Al Madrid le fue por dos minutos
pero ya la tienen y pasarán un fantástico verano. Tiempos duros para los culés
pero que nadie olvide que no se puede ganar siempre. Quedarse una temporada en
blanco es preocupante pero lo dramático sería que el año que viene todo
continuara igual.
Otro.
Josep Maria Casanovas| 25.5.2014 | 04:05h.
DECIDIÓ LA PRÓRROGA. El Madrid estuvo
al borde del KO pero acabó levantando la Décima. El Atlético por su parte
estuvo a dos minutos de la gloria pero acabó encajando una derrota cruel. Así
es el fútbol, se pasa de la grandeza a la miseria con una sorprendente rapidez.
Un cabezazo de Sergio Ramos en el minuto 93, convertido en un gol salvador,
cortó las alas a los rojiblancos que fueron a la prórroga como quien va al
matadero. Estaban físicamente muertos y los blancos les pasaron por encima. La
Champions la ha ganado la mejor plantilla y no el mejor equipo. La crónica de
esta final estuvo a punto de ser muy diferente. Los blancos estaban contra las
cuerdas y si llegan a perder les hubiesen molido a palos. Al final, el 4-1 del
marcador es engañoso aunque nadie puede discutir que el Madrid mereció el
título. El problema del equipo rojiblanco es que ha llegado a final de
temporada sin gasolina, sin Diego Costa y movido solo por la fe. No
crearon en todo el partido ni una sola ocasión de gol, el tanto marcado por
Godín fue una salida en falso de Iker Casillas que se comió un remate fácil de
parar si se llega a quedar en su sitio. El Atlético ha llegado mucho más lejos
de lo que nadie podía imaginar y tuvo durante una hora al Madrid acojonado.
Pero al final se impuso la lógica, los madridistas han salvado la temporada,
doce años después conquistan la Décima, entierran una obsesión y hacen
historia.
CARA Y CRUZ. Nada que
reprochar al Atlético, lo dieron todo y estuvieron cerca del milagro. Hace
cuarenta años, también en tiempo de descuento, el Bayern de Beckenbauer le
arrebató la Copa de Europa. La historia se ha repetido. Cuando se defendían
como leones, cuando soñaban con el mayor éxito de su vida, el gol de Sergio
Ramos hundió sus ilusiones. Superado el disgusto, pueden estar orgullosos.
Campeones de Liga y subcampeones de la Champions. Vamos a ver qué pasa ahora en
el Atlético, cuántos jugadores traspasan y cómo afronta el Cholo el futuro. En
el Madrid, vienen días de vino y rosas. Florentino Pérez era el hombre más
feliz del mundo, Ancelotti ha salvado la cabeza y los jugadores levantando la
Décima han superado una obsesión que les hacía mucho daño. El Madrid ganó sin
jugar bien, con Cristiano desaparecido, Benzema perdido y Casillas haciendo una
cantada que les pudo costar muy cara. Bale, el hombre que les dio la Copa del
Rey con su golazo, ayer volvió a marcar el gol que hundió al Atlético.
Algunas fotos…
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